Que la vida resulta una caja de pandoras no hay dudas. Ahora bien, mientras los más ¿miedosos, cómodos, aburridos, tradicionales o impacientes (tal vez)? prefieren no dejar que entre en ella nada que quede librado al azar, sino irla organizando a su manera; otros elegimos ni siquiera espiarla para que nos vaya sorprendiendo con lo que tenga y con lo que tenemos ganas de que tenga. Tan así es la cuestión que jamás hubiese imaginado que después de 25 largos pirulos, en el lapso de un año y algunas semanas pueda haber vivido el cachetazo más fuerte y la caricia más linda, el día más triste y el día más feliz de mi existencia, y menos que ambos tuvieran que ver con el fútbol. Y no por haber sido protagonista indirecto del primero dejó de ser doloroso hasta las lágrimas, (por lo mismo no me creo capaz de siquiera imaginar lo que fue para los protagonistas directos). Sin embargo, con esa misma intensidad emocional, pero inversamente proporcional a semejante dolor, y radiante de las mejores energías que soy capaz de dar, es que todavía extasiado voy a intentar describir cómo se siente sentirse Campeón.
Tengo la gracia de haberme creído siempre capaz de, teniendo
una vocación más o menos clara y voluntad, lograr finalizar mis estudios, como
también la de, siendo perseverante, auténtico e inconformista, conseguir
desenvolverme en los ámbitos que me movilizan, donde me siento a gusto y sé que
puedo producir. Sin embargo, conseguir un campeonato de fútbol (deporte al que
amo apasionadamente, por el que he dejado de lado otras cuestiones objetivamente
importantes, que me hace olvidar que tengo exámenes, dolor de cabeza y
problemas emocionales, que hasta me ha generado más ilusión que las personas),
es algo que depende de un equipo entero y que está sujeto a miles de
circunstancias por causa de las cuales uno no puede tener la plena certeza de
que lo pueda realizar. Por todo ello y por todo lo que ni yo ni nadie podrá explicar,
siento que haber tenido el lujo de consagrarnos campeones con un grupo de
amigos que comparte las dos mismas pasiones: la amistad y el fútbol, me
convierte definitivamente en un privilegiado en esta existencia, que descree que
ahora mismo pueda ser más feliz, y en un soñador, que cree que cosas buenas
siempre pueden llegar.
¿Y por qué salimos campeones? Por eso, porque nadie más que
nosotros sabe cuánto lo soñamos, porque nadie se imaginaba más que nosotros festejando;
porque era imposible que algo malo pase, no en nuestro sueños. Somos campeones
porque siempre lo quisimos.
Una semana atrás festejábamos el día del amigo: eufóricos,
punteros y a una fecha del final. A partir de ahora ya nunca borraremos de la memoria de nuestros sentidos y del corazón que el 28 de julio
festejamos la Amistad Campeona. No creo que la vida acepte otra
combinación de palabras que quede tan perfecta.
Lo mejor de todo es que todavía hay tiempo, fe y ganas para
soñar que cosas mejores pueden suceder; "cada jugada que sueño se hace realidad".
Brindo por todos nosotros: por los que nos empezaron a
incluir, por los que nos siguieron, por los que se fueron sumando, por los que
por circunstancias ajenas quedaron afuera (solamente de la lista de papel), por
los que nos dieron una mano, por los que nos alentaron, por todos los que somos
tan felices de sentirnos CAMPEONES. ¡Salud Campeón!
¡¡¡Dale dale Catenaccio, dale daaaaale Caaaaatenaaaaccio,
dale dale Catenaccio!!!
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| ¡el Grito Sagrado! |

Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRespuesta a éste soñador! asombrada y emocionada por tus palabras, debo decir que aunque no soy una experta, me atrapo mucho la manera que tenes de escribir, no te imaginaba tan buen escritor...pasa que cuando uno dice lo que siente y lo que sueña, algo lindo tiene que salir seguro!!! te felicito por todo lo que decis y lo logrado, que tenes dos títulos, el título de Abogado y el de Campeón, pero no sólo en el fútbol que es tu pasión, en la vida. Con tus amigos y con tu familia, fuiste un campeón SIEMPRE.Sabelo. Nat.Rodriguez
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