sábado, 12 de mayo de 2012

ECOS DE AHÍ ADENTRO





SOLEDAD ENTRE NOSOTROS


Al fin solos otra vez los dos,
te parecerá absurdo
pero así me siento mejor.
Aunque hubo tiempo de excusas
sólo para llegar cansado a vos,
ahora no veo las horas para que volvamos a estar.
Aún así, me está costando disimular
que durante el día vivo entre gritos y dolor
y me da vergüenza que los tengas que aguantar.
Es que con los demás la cosa se está poniendo peor,
y aunque no seas culpable de esta soledad,
bien sabes que sin los dos no habría más.
Tampoco voy a mentir,
si ahora es mi novedad sentir
soy el primer responsable de mi debilidad.
Lo malo es no querer ver la solución,
para vos está lejos, y puede que así sea,
pero sin luz aquí adentro jamás vamos a verla.
Estoy llegando a extremos desconocidos esta vez,
me resulta fácil frustrarme ante cada desamor
y distingo cuantas veces se inflama el corazón.
A veces duele más de la cuenta,
y no calma hasta exprimir mis pupilas,
acto seguido se resiente, y por ahí ni sed de revancha tiene.
Siquiera comer, dormir, soñar trajera sosiego
a este ruido existencial,
es sólo negarlo un instante para que vuelva a distorsionar.
Habrá que apelar a la receta espiritual,
aunque para ser sincero,
la rutina de pastillas me estaba empezando a gustar.
Pero será otra vez mañana,
porque sabes que acostumbro mentirme
con promesas que no voy a cumplir;
y mientras vos estés de mi lado,
casi seguro que vamos a seguir esperando
que nos vengan a rescatar.


"El Grito", Edvard Munch

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