jueves, 31 de mayo de 2012

Crítica de la peli "Elefante Blanco"


¿Dónde está el bondi de la humanidad?



Es el segundo largometraje que tengo la posibilidad de ver del director Pablo Trapero, el anterior fue Carancho, y tal como lo hizo en ella, Pablo toca en “Elefante Blanco” una temática mitificada para las personas acomodadas, pero diariamente sufrida por quienes tienen que vivirla.

“Elefante Blanco” bien podría haber sido un documental, pues el análisis detallado de una realidad tan cruda, y que pocos conocemos desde adentro, como la del trabajo silencioso y comprometido con la realidad actual que realizan los curas y sus colaboradores en las villas, no da para armar una historia que seduzca al séptimo arte; o bien podría haber sido un drama, contando una de las tantas historias que se dan puertas adentro de la villa, pero intrascendental a los fines de dejar un mensaje de fondo para el análisis. Es por ello que Trapero despliega la grandeza de su arte al transmitirnos (como director y guionista), con una fotografía notable, una historia completa y compleja, que toca temas tabú como la vida en la villa, la invasión que sufren de narcotraficantes (sobre todo las villas porteñas), con un nivel de organización similar al de las favelas de Rio de Janeiro (como la mítica Complexo do Alemao), que narra una lucha constante y que entrecruza las diferentes historias de sus principales personajes cuando, ante grandes paradigmas existenciales, sitúan mente, corazón y conciencia en veredas distintas.


Con la excusa de homenajear la labor del Padre Mugica (famoso cura villero, ferviente luchador por las causas populares y asesinado a balazos, a los 44 años, cuando terminaba de dar misa, por una Alianza Anticomunista), la peli transcurre en la Villa 15 de Villa Lugano, más conocida como “Ciudad Oculta”. Lugano tiene la fama de ser el barrio más pobre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y está ubicado en su extremo sur-oeste (no en vano Pappo le cantó al "sur de la ciudad"), limitando con la parte más "populosa" y relegada de la Provincia de Bs. As. Villa Lugano es el barrio de emblemas del rock nacional, como del Señor Pity Álvarez, quien orgullosamente se encarga de dejarlo en claro cada vez que puede (vía tweet –si es que no se cuelga hablando de su tortugo-, cuando le logran hacer un reportaje, y creo que hasta en alguna canción); por ello, y espectacular ahí por Trapero, se lleva lindo homenaje cuando después de una intro cero castellanizada, la peli empieza a musicalizarse con “Las cosas que no se tocan” (de Intoxicados) -rock chabón o rock cabeza- al palo, casi describiendo con la letra los planos que va tomando de Villa Lugano (gran escena!). “Pero lo que más me gusta son las cosas que no se tocan … por eso me gusta el rock”.
[Tuve la posibilidad de hospedarme en ese barrio en el depa de un amigo de la familia, piso 23 de una torre que tenía unos cuantos más, en un viaje en el que fui a ver mi primer partido de River al Monumental, allá por el año 98, por las semis de la Libertadores].


La película comienza con un espectacular paisaje amazónico (posteriormente descifrable, aunque da para reconocerlo), en medio del cual se encuentra una tribu a la que Darín, personificando al Padre Julián, llega para rescatar a un semi convaleciente cura francés. Escena siguiente, se los puede ver a Julián y su amigo francés, en un auto conducido por Luciana (personificada por una implacable Martina Gusmán que la rompe toda, demostrando porqué es la mejor actriz argenta del momento y a quien acuden los grandes directores), una asistenta social que trabaja en la villa junto a Julián, en plena autopista de una Capital Federal (¿de verano?), lluviosa y embotellada.
Después de los primeros 25 minutos uno ya conoce los personajes principales y sus roles, quienes caracterizan, efectivamente, a cada uno de los distintos actores de la villa.


La peli toma su nombre de un proyecto impulsado por Alfredo Palacios, senador socialista y primer político de su partido en llegar al poder, para construir el hospital más grande de Sudamérica, el cual llevaría ese nombre (a modo metafórico por lo grande y blanco), y cuya ejecución fue abandonada y retomada durante la presidencia de Perón, y olvidada por los últimos gobiernos, tan olvidada como la gente que vive en la villa.


La trama de la peli se desarrolla entorno a la vida de sus habitantes, signada por el olvido, la pobreza, el hacinamiento (como el de sus perros), la incertidumbre, la disparidad de posibilidades, y a cómo se complementa con el trabajo social de los sacerdotes, devenidos en todólogos, quienes con la bandera del amor al próximo, la audacia y sensibilidad, por un lado, y la de líderes sociales, por el otro, intentan proyectar y fortalecer reglas que organicen la convivencia dentro y fuera del “Elefante Blanco”, y dar soluciones prácticas a los problemas inmediatos. Sin embargo, el meollo pasa por la ejecución de una obra de construcción de viviendas dignas con un centro vecinal y cultural, ideada por el grupo de curas villeros, llevada a cabo por obreros de la misma “Ciudad Oculta”, y financiada por el obispado, por una constructora y por el gobierno, o por ninguno quizás, ninguna novedad, y esto último es lo que va aumentando la tensión del filme.


El atraso en el pago a los obreros, la desesperación por una vivienda digna y el temor de pagar con sus vidas por la corrupción, el prejuicio, y el narcotráfico de los demás, hacen que la problemática en torno a la construcción de la obra se encrudezca y llegue a una situación extrema, similar a la reciente y mediáticamente conocida “ocupación del Parque Indoamericano”. Da como para que nos replanteemos desde qué lugar del conocimiento opinamos cuando nos (des)informan sobre cómo es que se llega a estas situaciones.


Entre tanto, el filme muestra cómo la villa atrapa y desgasta a cada personaje, quienes van rompiendo lazos y construyendo nuevos no sin el dilema moral (y hasta religioso) de por medio, de tener que optar entre lo correcto o lo fácil. Es así que a lo largo de las escenas se encarga de poner en claro cómo reacciona la mente humana, envuelta en las distintas y semejantes circunstancias internas y externas de los personajes, cuando se le plantean dos caminos, más y menos seguro, más y menos fácil, más y menos bueno, y todo ello, aun así, con cierta relatividad. A través de estas decisiones, se van generando las distintas consecuencias paras quienes las toman, quienes vuelven a intervenir activamente para morir o no con ellas, y para comunicárselas o no a los otros. Semejante lío invita a que cada uno se quede con sus propios héroes y/o villanos, aunque el verdadero líder claramente es uno solo. De todas estas escenas hay una que es trascendental, es la que marca el desenlace y es en la que creo que cualquiera hubiera optado por la fácil (y que hasta sería correcta desde cierto punto, y porqué no también buena), y segura (aunque depende de qué tipo de seguridad hablemos) opción, pero ahí es cuando nuevamente Trapero nos vuelve a sacudir, para que lo obvio y previsible no nos gobierne e intentemos entender eso que decía Chizzo de que “la rabia nunca murió cuando mataron al perro” (justamente en “El hombre de la estrella” - "son tan distintos el sonido y el viento , sin embargo en algo se parecen, ni el mejor ojo los puede ver pero están porque se sienten" - cuelgue mal).


Para que no le falte nada argento, el “ingrediente secreto” (a vox populi): la corrupción gubernamental, sobretodo en los estamentos inferiores, quizás lo único del Estado que llega a las villas.


Por último, un desenlace súbito, impredecible, que te agarra imprevistamente y hasta por unos segundos te hace dudar de la calidad de la historia (el final siempre suma bastante), pero pasado ese instante de zozobra, entiendo que está bien que así sea, porque minimiza la historia particular para traernos de vuelta a la intención documental, consiguiendo (esperemos) que con ello el mensaje de fondo de la peli no se pierda en los callejones de la “Ciudad Oculta”. (Esperemos) porque esperamos que no suceda lo que pasó post “El secreto de sus ojos”, en que el debate acerca de la justicia (legal, humana y divina), la reinserción social, la pena de muerte, (temas cotidianamente irritantes), la pasión y el perdón, quedaron fuera de análisis, desplazados por si Francella tenía que decir “a comeeerla” en los Oscars (tendría que haberlo dicho). Imagino que Pablo con lavar algunas consciencias ya se habrá conformado.


Un poco thriller, un poco drama, la Fe (religiosa y pagana), la lucha, la diversidad cultural, la solidaridad, el clientelismo, porqué no el AMOR, un toque de comedia de Darín, mucha estética de Martina Gusmán, y el dilema moral al palo (hasta en los, en teoría, más preparados para afrontarlo), hacen de esta peli un buen cóctel para quienes gustan más de conocer la realidad con la que convivimos a la vuelta de la esquina, que la vida de los extraterrestres que quieren acabar con el mundo entero (o sea Nueva York) en Men in Black 15 y las demás.


"Elefante Blanco" es otra de esas películas que se encargan de enseñarnos que en el mundo solamente existen dos tipos distintos de personas, las buenas y las malas. Así que si andás con ganas de vaciarte un poco de prejuicios, mírate esta peli que vas a salir del cine, por lo menos, con la duda de cuán bueno sos, cuánto sabés cuando opinás, y con unos cuantos temitas como para charlarlos entre amigos y no tanto (que es la que va!). 


La peli con pochoclos no me va! Mucho ruido y mucha cosa. Pero una Pepsi me clavo tranquilo. Salud!


… y como alguna vez dijo Mugica:
“Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Mateo 20, 25-28).


"Elefante Blanco" (hospital) - Ciudad Oculta - Villa Lugano - C.A.B.A. - América del Sur


1 comentario:

  1. Sin duda es una historia enfocada a la crítica social y lo logra muy bien por cierto yo puede verla en hbo filmes, diré que es una cinta dirigida con decisión y calidad. Otro ejemplo más en el que Pablo Trapero se consagra como uno de los realizadores más personales y talentosos del cine argentino actual. Vale mucho la pena.

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