Musa en trance acústico.
Tanto tiempo te vi recostada
en un rincón,
como olvidada por vergüenza,
y aunque pocas veces quise
arrancar
ésas me traicionó la
urgencia.
Tantas veces me encandilaste
con la quimera de serpientes venenosas,
con la quimera de serpientes venenosas,
que fue mi culpa sólo encontrar
al sin sentido envuelto en temor.
Ni en tu desnudez de mi
habitación
fui capaz de tocarte,
falsa candidez disfrazando
la tensión
de mi emocionalidad
indiferente.
Siempre pregunté cómo pude ser
tan cruel,
aun en la complicidad de tu silencio,
y si hubiera podido
responder
no habría sido mejor que tus
acordes.
Para peor la soledad te fue afeando,
destiñó tu colorado, te oxidó
la piel y malgastó tus curvas,
sin embargo mi deseo no exigió
colores
ni se permitió discriminar texturas.
Por eso no cesé en rogar a
tu dios
me conceda volverte abrazar,
y mi fe en clave de sol
soberbia garpó
que hay viernes mejor a los
demás.
Así mis manos reeditaron su corrupción
en tu cintura
y con esa fricción zapamos las más lindas melodías,
lo más parecido al amor entre
la oscura multitud,
que incrédula de los dos,
jamás
nos imaginó en distintas partituras.
Soy tan feliz con vos que hasta
parece ilusión
creerte tan cuerda por nunca
decir que no.
Hagamos de vuelta el amor
que hoy no se me ocurre
mejor canción.
![]() |
| "Musas", Jean Pierre Alaux. |

No hay comentarios:
Publicar un comentario