lunes, 13 de agosto de 2012

ECOS DE AHÍ ADENTRO



Musa en trance acústico.


Tanto tiempo te vi recostada en un rincón,
como olvidada por vergüenza,
y aunque pocas veces quise arrancar
ésas me traicionó la urgencia.
Tantas veces me encandilaste
con la quimera de serpientes venenosas,
que fue mi culpa sólo encontrar
al sin sentido envuelto en temor.
Ni en tu desnudez de mi habitación
fui capaz de tocarte,
falsa candidez disfrazando la tensión
de mi emocionalidad indiferente.
Siempre pregunté cómo pude ser tan cruel,
aun en la complicidad de tu silencio,
y si hubiera podido responder
no habría sido mejor que tus acordes.
Para peor la soledad te fue afeando,
destiñó tu colorado, te oxidó la piel y malgastó tus curvas,
sin embargo mi deseo no exigió colores
ni se permitió discriminar texturas.
Por eso no cesé en rogar a tu dios
me conceda volverte abrazar,
y mi fe en clave de sol soberbia garpó
que hay viernes mejor a los demás.
Así mis manos reeditaron su corrupción en tu cintura
 y con esa fricción zapamos las más lindas melodías,
lo más parecido al amor entre la oscura multitud,
que incrédula de los dos, 
jamás nos imaginó en distintas partituras.
Soy tan feliz con vos que hasta parece ilusión
creerte tan cuerda por nunca decir que no.
Hagamos de vuelta el amor
que hoy no se me ocurre mejor canción.

"Musas", Jean Pierre Alaux.

No hay comentarios:

Publicar un comentario