... y sueles dejarme solo".
¡Cleopatra, María Magdalena y Juana de Arco se quieren
matar!
En este mundo siglo 21 de las relaciones 2.0, del fanatismo por la intimidad como espectáculo y de la defensa de la independencia femenina a ultranza, el actor menos pensado es el que ha madurado (sí señores, nosotros), mientras que las chicas han involucionado y ahora llevan todas las de perder.
En este mundo siglo 21 de las relaciones 2.0, del fanatismo por la intimidad como espectáculo y de la defensa de la independencia femenina a ultranza, el actor menos pensado es el que ha madurado (sí señores, nosotros), mientras que las chicas han involucionado y ahora llevan todas las de perder.
Ocurre que si bien siempre y por una cuestión natural, que incluso algunas se atreven a negar, tuvimos que llevar adelante LA situación (contenedora de tooodas las situaciones), hemos llegado al momento de la historia en que hasta somos capaces de abarcar lo que antes era territorio natural de ellas.
Sin embargo, como era de esperarse, ni aun así somos suficientemente buenos, o mejor dicho, aun así la historia es, naturalmente, la misma: nunca alcanza y las críticas son su pasatiempos preferido, hagas de más, de menos, o no hagas nada. “No hay un modo, no hay un punto exacto. Te doy todo y siempre guardo algo”.
¡¿Milenios pidiendo a gritos sensibilización masculina para que en nuestro nirvana emocional no aguanten los trapos?! “Es sólo una cuestión de actitud”, la que nos hace distintos por esencia, pues muchas veces llegamos hasta aquí ganando por cansancio y aunque eso no está bueno, es una radiografía de nuestra diferencia.
Es que el problemón está en vuestra esencia: son una contradicción. Sostuvieron el machismo a lo largo de la evolución y hasta fueron el termómetro del mismo: siempre dependió de ustedes que fuese más o menos intenso, por ello resulta incomprensible que hoy cuando asumen papeles de merecida igualdad se comporten como el hombre milenario que aborrecieron (justamente porque no las dejaba ser), copiando lo que criticaron y destruyendo lo que podían terminar de armar y AMAR: pretenden un hombre dentro de casa, incapaz de plantearse cuestiones afectivas y mucho menos de transmitirlas. La naturaleza es sabia, a iguales niveles de poder, iguales comportamientos.
Ahora digan, entonces ¿qué queda para ustedes? ¿Qué son ustedes? Porque está claro que los nuestros, a la antológica historia de que siempre tuvimos que encarar y remar, proponer y esperar (lo que venga), inventar salidas y hacerlas garpar, tomar la iniciativa sexual contra tanto dolor de cabeza, ahora le sumamos lo que era de ustedes: cocinar, cuidar la casa, ver por los hijos y SENTIR y DECIR. Sin embargo, ahora no soportan que el hombre sienta, se haga cargo y se los diga. Ni siquiera son capaces de negarlo de frente.
Sólo queda en ustedes seguir aceptando que lo malo y lo culposo está del otro lado. Del lado del mitoLÓGICO tipo básico. Sí, “básico: de mente más complicada con gusto más sencillo” (dice Torrente). Por eso gusta de vos, aunque creas que solamente es tuyo el derecho a sentarse esperar, con una lista de requisitos (como si fuese una cuestión de satisfacción garantizada o le devolvemos su dinero) y sin hacer nada por ganárselo, al príncipe azul. ¿Y este sapo no puede merecer una princesa rosada: con el mejor humor, trabajadora, que le guste el rock, vea cine europeo y haga esculturas? “Si estás oculta, cómo sabré quién eres”.
Es increíble, o sí totalmente creíble, pero incomprensible, como lo son ellas.
Porque no es que se quedaron solas en todo esto, es que así son solas. Y está a las claras: hay más gays que lesbianas; es fácil: nos queremos y nos entendemos mejor, no hay vueltas. Es inconcebible tanta histeria, no existe en el resto del mundo, pero nada eh. Ni hay por qué aguantarla. Agota. ¿Tan complicado es responder qué querés conmigo? “Si algo cedes, calmaré tu histeria”, sea sólo en esta disco, sea hasta el after, sea por el finde, sea lo que necesitemos que dure, sea hasta que se nos acabe la luz, sea … que sea rock. ¿Tan humillante es tomar la iniciativa cuando querés algo? ¿Cuánta dignidad perdés? Yo creo que la perdés cuando no sos feliz porque no hacés lo que querés sino lo que se dice (y pensás) que está bien. Y así te vas deshumanizando… “duermes envuelta en redes”.
Quedaron en que somos básicos por hablar de fútbol y culos con amigos. Se quedaron, porque en realidad las supera que mientras con amigos charlamos de por qué sos indiferente, histeriqueas, no vas de frente, no sos transparente, sos insensible, te vas sin explicación, querés pero no sabés cómo ni qué, con tus amigas se la pasan riendo de la actitud agilada del gil en cuestión, para tapar el rumor que crece entre ustedes: carecen de actitud.
Y es ese fuckin machismo imperante que describe Torrente (y que ustedes alimentan) el que impide el equilibrio, porque “si fuésemos todos iguales y nos entregáramos los unos a los otros con la misma alegría, todo aquello de “especular” no pasaría pues estaríamos acostumbrados y no nos pondríamos nerviosos”.
Imposible que todo esto no te haga insegura de vos, por más que te encargues de trasladarlo a los demás.
Si no te conocés, ¿cómo te vas a querer?
Si no sabés qué es lo que querés, ¿cómo pretendés querer a alguien más?
“Signos, tu parte insegura”.
Y a no confundir que el camino no es alimentar el ego (a la más linda del boliche no la encara nadie, vuelve frustrada y termina seduciendo al más oparrón para no sentirse peor), sino alimentar el estima para encontrar otra estima paralela, porque cuando se busca se fuerza y a la fuerza tarde o temprano termina, porque siempre se olvida que para que dure primero tiene que haber amor. Y amor son dos iguales en amor.
A pesar de todo, seguimos creyendo que son lo más importante que existe en el mundo. Por eso y aunque sea sólo por hoy, dejemos de discriminar roles, de separar mente y corazón, razón y pulsión, sentimiento y expresión, y hagamos todo de a dos que de otra forma no hay amor.
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| ¿"Transhumanismo de Da Vinci"? |

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